A 40 años de su fallecimiento, el icono de la lucha libre conocido como “El Santo” sigue presente en las mentes de la afición mediante su legado de 54 películas producidas por el cine mexicano, su variedad de comics y su mítica historia con la cual alcanzo la fama.

Nacido en Tulancingo, Hidalgo, Rodolfo Guzmán Huerta debuto a sus 16 años bajo nombres como “El Hombre Rojo”, “El Incógnito” y “El Murciélago Enmascarado”, pero no fue hasta 1942, a sus 25 años, que adoptaría su identidad como el enmascarado de plata, con el cual su carrera se despuntó.

Para 1952 comenzaría a publicarse su propia historieta donde se volvería un superhéroe mexicano, logro por el que llegaría a la pantalla grande con la película “Santo contra Cerebro del Mal”, la cual debido a su éxito inauguraría el subgénero cinematográfico de películas de luchadores, abriendo las puertas del cine a sus compañeros.

El Santo se volvió una leyenda tras que nunca perdiera su máscara en algún combate, siendo hasta su retiro en 1982 que mostró un poco de su rostro en el programa televisivo “Contrapunto” de Jacobo Zabludovsky, pero jamás revelándola por completo más que a sus familiares.

En sus últimos días se dedicó a dar shows de escapismo en el Teatro Blanquita de la Ciudad de México, sin embargo, el 05 de febrero de 1984 moriría a los 66 años de edad a causa de un infarto, siendo su última voluntad que lo sepultaran con su máscara, prevaleciendo así en misterio su cara hasta el final de sus días.

Con más de 10 mil asistentes, el ídolo de plata fue sepultado en el panteón Mausoleos de Ángel en la Ciudad de México, rodeado de sus amigos Black Shadow y Blue Demon, dejando en la memoria del país un icono que marcaría la historia