El biólogo especialista en Análisis de Biodiversidad, Rubén Pineda, avistó la primera cotorra argentina en Querétaro en 2009 y la reportó en 2010 a las autoridades. De entonces a la fecha, la población creció de manera impresionante y hoy puede verse en diferentes jardines de la ciudad, sin que se tenga un plan nacional de control, “a pesar de ser una especie plaga” que atenta contra los cultivos y las instalaciones eléctricas.

La cotorra es considerada una plaga incluso en su propio país, Argentina y en otros países donde crece su presencia. “A esa ave le gustan los cultivos, comen de todo, las he visto comer hasta pasto, se van a ir a los cultivos como se ha dado en otras partes de México y en otros países, porque es una especie plaga, las manzanas las comen, su pico es fuerte, no necesitan mucha ayuda, el maíz, comen de todo”.

El daño que causa es tan grande, que países como Chile, autorizaron exterminar a esas cotorras, “de la manera en que fuera, así de drástico. Acá, la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), que debería tener ese control de la especie plaga, pone una especie de plaga para que se pueda controlar en el sitio a la cotorra, yo mismo he pedido permiso y primero me dijeron que sí, sin problema, pero no se pudo realizar porque el encargado decía que no tenía una escalera alta”.

Cuando se quiso controlar en el Cerro de las Campanas, Pineda López proponía quitar los nidos de los árboles, cortar esas ramas y que las cotorras se fueran a otro lado, pero no se contó con “las escaleras necesarias”. Después, le autorizaron quitar a las cotorras, pero solo en el espacio indicado y primero tenía que dormir a las aves, “eso es un problema mayúsculo y más estresante”.

“Estamos hablando de que en 12 años la población ha crecido hasta donde está, a partir de poquitos, obviamente es una cotorra importada, argentina, allá en su mismo país de origen es una plaga y ellos bien contentos de vender cotorras a México, así, la plaga, es fácil llevársela a México. La población va a seguir creciendo y la población que ahorita está en jardines y ciudades puede irse a otros cultivos, no necesitan un árbol grande, solo necesitan una Yuca y van a andar por ahí causando destrozos”, resaltó.

No solo se trata de cultivos, advirtió, en la ciudad generan escándalo y mucho ruido, pueden tirar ramas de árboles y producir cortos, se instalan en los transformadores de luz donde pueden causar problemas, así que se generan riesgos para la población.

Es una especie invasora, pero solo puede reubicarse de manera digna y respetuosa.

Al respecto, la encargada de despacho de la Semarnat, Lucitania Servín, detalló que la cotorra argentina es una especie exótica invasora de otras especies nativas y varios estados reportan problemas de invasión del hábitat natural, pero para realizar un control, en los casos que se vuelven perjudiciales, se debe realizar una solicitud formal ante esta secretaría, donde se indique la especie y los daños provocados.

“Se tiene que proponer el método de control, la dirección general de Vida Silvestre autoriza métodos de control, pero prácticamente ninguno de ellos puede ser letal, la mayoría están relacionados con reubicaciones, capturas y colectas para reubicarlos en otros espacios, considerando el trato digno y respetuoso de las especies”, abundó.

Eso implica que las personas afectadas no pueden atentar contra las aves, a pesar de que cause daños o sea una especie invasora y en caso de que alguien las afecte, se debe presentar la denuncia ante la Procuraduría Federal de Protección Ambiental (Profepa).

Abundó que la especie llegó a México por diferentes causas, “hace mucho tiempo hubo una comercialización que no se consideraba que pudiera resultar como un tema perjudicial y hubo mucha comercialización de aves, generalmente consideradas como mascotas, como aves caseras, como los loros, los cotorros, que ya no está permitido”.

Después hubo una liberación, “tal vez no intencional”, que provocó la reproducción masiva de esta especie en varios puntos del país, porque es un ave que se adapta muy bien a las condiciones de Querétaro y de toda la región, además que se reproduce con mucha facilidad.

“Llega un momento en que las poblaciones de esta especie sean muy grandes y se torne en perjudiciales, tuvimos un caso hace un par de años en la UAQ también de control de plagas, presentaron el trámite de autorización para manejo de control de poblaciones que se puedan tornar perjudiciales y se les autorizó el método de control de captura (para su reubicación)”, agregó la encargada de despacho.

Lucitania Servín admitió que cualquier tipo de fauna invasora, incluso flora, que crece sin control, genera una competencia por alimentos y espacio con las especies nativas, así como la propagación de nuevas enfermedades y causa una afectación.

En el pasado, Querétaro ya tuvo problemas con poblaciones grandes de otras especies, como las golondrinas, pero al ser migratorias, terminaron por moverse sin causar más daño al ecosistema natural.

 

Con información de El Queretano